Y tu Murcia, ¿qué?

Real Murcia-Almería 2013

Hemos oído en diferentes ocasiones, en boca de distintos protagonistas, asegurar que a Murcia no le importa el Real Murcia. Si hablásemos en términos meramente estadísticos, posiblemente habría que dar la razón a tal afirmación. De unos 440.000 habitantes con los que cuenta la ciudad y el área metropolitana, apenas unos 7000 parecen fieles al club, asistiendo religiosamente a NC cada quince días. Eso es menos de un 1,6%. Y teniendo en cuenta la cantidad de espectadores que acuden desde localidades distintas a la capital -Molina de Segura, Santomera, Espinardo, Archena, Cieza,…- ese porcentaje habría que reducirlo aún más. No parece que el impacto del club en la vida de su ciudad sea muy grande, ciertamente. Más aún desde que el estadio salió del casco urbano.

Sin embargo, durante varias semanas, las del inicio de esta temporada, todo el mundo era del Murcia. Personalmente,  fueron muchos los que se acercaron a transmitirme su sorpresa por la marcha del equipo. “Estamos que nos salimos, ¿eh?” o “menudo equipazo tenemos este año, ¿a primera no?”. Entonces, una y otra vez, la misma explicación de que esto es muy largo, que no hay plantilla para pensar en ascenso, etcétera, etcétera. Pero nada tumbaba su buen ánimo. “Nada, nada, pesimista, que este año sí subimos…”.

Apenas iniciado el mes de diciembre, el equipo se enfrenta a su primera mala racha de resultados -que no de juego, o imagen-, y acumula 7 partidos consecutivos sin ganar. La zona noble empieza a quedar muy arriba, y se mira hacia el abismo de las cuatro últimas plazas. Algo casi inevitable teniendo en cuenta la trayectoria del equipo estás últimas temporadas, en las que siempre un buen inicio de liga dejó paso a la más terrible de las debacles.

Con la sequía de victorias ha cambiado mucho el discurso de esos futboleros nuestros de cada día. “Y tu Murcia, ¿qué?” o “Ya vais para el pozo,… ¡menudos sinvergüenzas!” dicen ahora.  El Murcia ha dejado de ser suyo. Ahora es sólo mío. Intento entonces explicarles que los resultados han sido en muchos casos injustos, y que el equipo sigue haciendo las cosas muy bien. Pero nada cambia un ápice su discurso.

Entonces recuerdo la estadística, y me doy cuenta de que hablo con gente que no ha visto jugar al Real Murcia ni un minuto esta temporada. Ni probablemente desde hace varias.  “Tocan de oído”, y forman su opinión por la clasificación del teletexto. Alguno no ha pisado en su vida NC. Algún otro sólo cuando vino el Madrid, el Barça o la Selección.  El éxito tiene mil padres, y el fracaso es huérfano, lo sé, pero no puedo evitar entristecer cuando veo que en los últimos años el único partido que ha congregado a más de 20000 espectadores en NC ha sido el España-Bosnia Sub21. Supongo que al final el fútbol es, para muchos, un espectáculo más. Pero me consta que esos “futboleros” murcianos sí pierden el sueño cuando FIFA va a anunciar el balón de oro. O sí pisan la Redonda cuando equipos de otras regiones ganan ligas, copas o champions. Son maestros de ese extraño arte de sentir lo ajeno como propio, y lo propio como ajeno. O quizá del interesado arte de sentir lo ganador como propio, y lo perdedor como ajeno.

A ti y a mí sólo nos queda unirnos para sufrir juntos los rigores del invierno, en lo climatológico y lo clasificatorio, soñando con que la primavera llegue antes a nuestro casillero que a los termómetros. Mientras tanto, seguiremos aguantando la eterna pregunta. “Y tu Murcia, ¿qué?”. Nuestro Murcia, bien, gracias.