De fe y razón

Antes de comenzar a alimentar las esperanzas de los murcianistas que, como un servidor, se quieran subir al carro de la fe mientras en este queden plazas libres, haré un ejercicio de análisis serio. Riguroso. La salvación del Real Murcia se paga muy bien ahora mismo en las apuestas. Muy pocos observadores no apasionados, capaces de analizar desde el punto de vista exclusivamente deportivo la situación de nuestro club, apostarían que va a mantener la categoría. El equipo ha conseguido una sola victoria en las últimas diez jornadas. Lo normal es que necesite vencer en tres de los cuatro encuentros que le restan, puesto que el Mirandés, que parece el equipo más alcanzable, tiene un par de encuentros ante equipos de la zona templada de la clasificación. Además, los males que tantas veces hemos denunciado y lamentado, aún siguen acuciando al equipo. Es cierto que desde el roto de Girona – que fue, eso sí, en inferioridad- el equipo ha mostrado mayor seriedad en la zaga, con nuestro Gran Capitán haciéndose fijo junto a Mauro. Sin embargo, en el otro extremo del campo, el leve incremento de la producción ofensiva sólo ha servido para poner de manifiesto la falta de efectividad del equipo en esa línea, y las carencias de esta plantilla. Unas carencias denunciadas ya desde la pretemporada, y que con la marcha de Chando en el mercado de invierno se agudizaron…

Todo lo expuesto es una realidad. La dolorosa y cruda realidad de un Real Murcia que sigue en posición de descenso una semana más, y de una afición que tiene demasiado cercana en el tiempo la tragedia de Montilivi. A esos datos demoledores, se suman en los últimos días los estudios de los amantes de la estadística. Sí, esa disciplina caprichosa que permite jugar con los datos de forma interesada para validar una tesis y a la vez la contraria. La misma que permite que en las elecciones nunca haya perdedores. Ya he visto en varios medios de comunicación regionales sacar a la palestra datos muy poco esperanzadores. Como que en estos últimos años los cuatro últimos de la clasificación a cuatro jornadas para el final siempre han acabado descendiendo al concluir la temporada.

A algunos sectores de nuestra prensa deportiva les encantan los precedentes y las estadísticas, en especial las que alimenten la posibilidad, cercana -no lo negaré-, del descenso. Debo reconocer que la estadística, y la historia, también a mí me apasionan. Así que puestos a buscar antecedentes, hoy, y de forma absolutamente interesada -tampoco puedo negarlo- os invito a un viaje en el tiempo. Quiero que os imaginéis a un Murcia con Reinke, Juanma, Cuadrado, Pedro Largo, Acciari, Tito, Ismael y Loreto, entre otros. A alguno se le ríen los huesos. Otros que yo me sé ya estarán pensando “¡esos, esos sí que valían, y no estos de ahora!”. Los que tienen más memoria, y no sólo viajan en la nave grana con viento en popa, ya van viendo dónde quiero llegar. No viajaremos a la maravillosa temporada 2002/03, en la que, de la mano de David Vidal, el equipo fue campeón y regresó, catorce años después, a Primera. Lo haremos a la campaña 2001/02, en la que todos los nombres anteriormente mencionados ya formaban parte del Real Murcia. Sí, esos mismos que meses después fueron pilares de un brillante título, y que ocupan un lugar de honor en la memoria de cualquier murcianista. Y si os pregunto ahora si os acordáis de cuál era la situación de aquel Real Murcia 2001/02 finalizada la jornada 38, ¿qué me diríais? Seguro que a más de uno ya le he despertado la curiosidad… Pues bien, vamos a comparar al Murcia actual con aquel.

Aquel Real Murcia, concluida la jornada 38, tenía 42 puntos. Sólo había anotado 31 goles, y completaba una racha de 5 partidos sin ganar (con una sola victoria en las anteriores 10 jornadas). Tenía que visitar en la jornada 39 al Extremadura, que estaba en la pelea por la permanencia, recibía más tarde al potente segundo clasificado –Racing de Santander-, viajaba después a Burgos, y cerraba la temporada contra el Real Jaén en La Condomina. Necesitaba ganar tres partidos de los cuatro que restaban. Su máximo artillero era Loreto, con 10 tantos. A continuación incluyo unos cuadros con los números de aquel Real Murcia, y los del actual, al finalizar la jornada 38. Comparadlos vosotros mismos…

Sinceramente, no ha pasado tanto tiempo desde entonces. Y recuerdo perfectamente que en aquel momento nadie creía en la salvación. El ambiente era de auténtico funeral. Igual que sucede ahora, sólo hacía dos temporadas que se había recuperado la categoría de plata –en Los Cármenes, con el ya mítico gol de Aguilar-. Sin embargo, y contra todo pronóstico, el Real Murcia ganó tres encuentros -sólo el Racing arrancó un empate en La Condomina- hizo 6 goles, y dejó su puerta imbatida en esos cuatro choques. Extraña primera piedra para el ascenso que estaba a punto de llegar. Curiosidades de la historia del Real Murcia. Motivos para soñar, para creer que es posible. Para usar la estadística para ilusionar, y no para deprimir. Por eso, yo no me voy a resignar al descenso hasta que las matemáticas de verdad, las que no son interpretables y manipulables, las de dos más dos son cuatro, nos condenen. Os invito a subir a este carro. Al de la fe. Al que la historia, como os he demostrado, una vez le dio la razón.