Así reza el rótulo que preside el acceso al terreno de juego del Mirandés. La versión española del mítico “This is Anfield” del Liverpool. Una frase que a los rivales les puede provocar alguna sonrisa… efímera. Sí, porque pocos metros después descubren que la realidad es la de un estadio en el que el aliento incansable de una afición pequeña en número, pero gigante en espíritu, empuja a un equipo con más de 85 años de historia. Y cuentan los que han visitado Anduva –varias víctimas de Primera- que resulta realmente duro jugar allí. Y no por las dimensiones del terreno de juego, que algunos creen reducidas -erróneamente, puesto que son superiores a varios estadios de la máxima categoría- sino por la cercanía del público al césped, y el ánimo irreductible de la grada.
El Mirandés, recién llegado a Segunda, donde milita por primera vez, tuvo un inicio de campeonato dubitativo. Sin embargo, con el paso de las jornadas, su capacidad para conseguir ir sumando en muchas ocasiones de uno en uno, y el haber perdido sólo tres partidos como local, lo han sacado del descenso. Ahora está en un momento dulce, siendo el mejor equipo en lo que va de segunda vuelta, contando por victorias sus últimos tres partidos.
Con todos estos ingredientes, la visita a Anduva se presenta como un obstáculo de grandes dimensiones para un Real Murcia que no parece contar con las armas para semejante batalla. Sinceramente, y no es miedo sino pragmatismo, creo que el empate sería un gran resultado. Disputaremos los dos siguientes partidos consecutivamente en casa, y en estos probablemente contaremos, mucho tiempo después, con nuestro centro del campo titular. Ahí sí que toca sumar de a tres, sí o sí. Pero hay que frenar la sangría cuanto antes. Con franqueza, un cero a cero me parecería una excelente noticia. Nuestro equipo necesita hacerse fuerte en defensa, y aún más, aprender manejar el tempo del juego. Quedan 17 jornadas -un mundo- y hay que saber tener la inteligencia, y el temple, para no regalar un punto cuando no se haya podido conseguir el máximo botín.
Parece que Onésimo, en esta primera semana completa de trabajo con los jugadores, está intentando tocar los resortes adecuados para picar en el orgullo a la plantilla. Me parece acertado. El problema de esta no es de calidad, y hay que suponer que con la motivación necesaria, el equipo debe ser capaz de competir de tú a tú con la mayoría de clubs de la categoría. Alguna muestra de ello dio en los albores de la temporada. Veremos qué once presenta el técnico vallisoletano este domingo a las 17:00h, y si apuesta por un equipo creativo, y de posesión, o prefiere meter músculo al centro del campo. Una vez más, y este año ya son varias, no podremos ver por televisión el encuentro. Daños colaterales de la burbuja pinchada, que hará que este vuelva a ser un domingo de transistores. O mejor dicho, de «esmarfones».
Sea como sea, espero despedir el domingo viendo un guarismo nuevo en nuestro casillero. No quiero pensar en otra cosa. Mejor no hacerlo…