The special One

specialone
Hacía meses que no me sentaba frente a esta pantalla a compartir con vosotros mis reflexiones sobre el equipo, y más allá de eso, sobre el club, y la institución Real Murcia, a pesar de que motivos no han faltado. De todos los colores: deportivos, extradeportivos, sociales, políticos… Sin embargo, por encima de ello han primado mis obligaciones personales, y mis hablares en grana han sido concentrados en bloques de 140 caracteres que bien conocéis los que me leéis en Twitter (@antoniorh9).

En mi último escrito reflexionaba sobre la grandeza de nuestro Murcia, y sobre la victoria ante el líder de la categoría –que lo sigue siendo, y se debe preguntar cómo cayó derrotado en NC-. Desde entonces, nuestra trayectoria ha sido descendente, y adornada con lamentables episodios protagonizados dentro y aún más fuera de los terrenos de juego por los “profesionales” de nuestra primera plantilla. Todo ello ha llevado a la destitución de Gustavo Siviero, al que desde aquí quiero agradecer su trabajo, su honradez y su educación en estos meses al frente del Real Murcia. Seguramente lo veremos dirigir con éxito a rivales a no mucho tardar. El Murcia que vimos en el Molinón, o en NC frente al Huesca era un equipo jugón. Cuando no tenga que dedicarse a reeducar a futbolistas noctámbulos seguro que no se le torcerá la nave. No ha sabido reconducir la situación. O no ha podido. Con sus ganas se debió quedar de no volver a convocar a los Mauros y “Yonis”. Pero las alternativas eran Carrascos y Albioles, y nadie se quiere pegar un tiro en el pie. Es, en cualquier caso, el primer entrenador que se cargan los Samper sin que el público jamás se haya manifestado en su contra. Necesitaban una cortina de humo, porque el socio apuntaba, y apunta, directamente al palco.

Quisiera pensar que hemos tocado fondo ya, pero lo cierto es que en otras ocasiones no era discutible ese calificativo, y acabamos por salvar la categoría con holgura. El año que Campos sustituyó a Javi Clemente, eramos colistas casi desahuciados, y una racha victoriosa invernal nos sacó del hoyo, y nos dejó en Segunda. El problema es que los rectores del club se habían marcado un objetivo bien distinto a principio de temporada. Bueno, miento, el verdadero problema es que su discurso marca un objetivo, y su chequera otro. Si no fuera así, a día de hoy contaríamos con un delantero de categoría contrastada en la plantilla. Y lo demás son gaitas.

A cambio el “mercado de invierno” nos ha dejado en el banquillo a Onésimo Sánchez. Un entrenador con una corta trayectoria, en la que no obstante hay que reconocerle al menos los mismos éxitos que jalonaban los currículos de Iñaki Alonso y Gustavo Siviero, y que parece venir con el látigo preparado para fustigar a los niños malcriados de la casa grana. Trabajo tiene por delante. Casi tanto en Boutique y en el 609 como en Cobatillas. Me consta que está dando el callo en los entrenos, pero sólo los resultados positivos podrán avalar su trabajo. Esperemos que comiencen ya mañana frente al Recre. De momento tenemos su figura, su látigo y sus ganas. Onésimo Sánchez, One. The special One.