Difícil papeleta la del Real Murcia está tarde en Santo Domingo. Un campo y un rival que se me antojan muy complicados considerando el estilo de juego de nuestro equipo esta temporada. Nos hacemos grandes desde el control del balón, la posesión y la calidad individual. Ni las dimensiones del estadio rival, ni el hecho de tener enfrente a un Bordalás Team, hacen prever una batalla sencilla. A día de hoy uno de los pecados principales del equipo es no tener un plan B. Quizá no disponemos de las “piezas” adecuadas para ello, pero deberíamos tener más capacidad para adaptarnos a esos encuentros en que no gana el que más fútbol propone.
No obstante, los equipos que acabarán estando arriba en la clasificación serán los más sólidos, no los más virtuosos. Y esos se construyen siempre desde la defensa. Parece que la pareja Catalá-Mauro podría consolidarse en la titularidad, y desde luego pintó muy bien frente al Elche. Ambos son rápidos, van bien por alto, y manejan el balón con la suficiencia que requiere el estilo de salir jugando que ha impuesto Siviero. Sin embargo, hoy tienen un duro test, una prueba de fuego. El balón amenazará el área continuamente, y esa lupa de Santo Domingo amplificará los defectos defensivos. Ganar al Elche ha dado crédito al equipo. Le ha hecho ganarse el respeto de muchos rivales, que a buen seguro vendrán a NC con más cautela que otras temporadas. Sacar hoy un resultado positivo de Alcorcón podría acabar de convertir al Murcia en un candidato serio a ocupar las posiciones nobles de la clasificación a final de temporada. Veremos…
No era mi intención, no obstante, centrar mi mensaje en el encuentro de hoy, sino en el del pasado domingo frente al Elche. Nos visitaba uno de nuestros históricos enemigos íntimos, y lo hacía con la corona de líder invicto de la categoría. Además venía de una serie de victorias conseguidas con una suficiencia insultante. Nuestro entrenador se pasó la semana asegurando que no iba a cambiar el plan habitual de juego de los nuestros. Y a fe que cumplió. El Murcia marcó el tempo del encuentro, y sólo la enorme calidad y velocidad de los hombres de ataque ilicitanos amenazaba el plan Siviero. Coro y Xumetra salían como flechas, y enseñaban en ocasiones aisladas esos colmillos que tantas veces habían clavado en semanas previas. El partido caminaba decidido hacia el cero a cero, cuando un penalti a cinco minutos del final se convirtió en una obra maestra de Matilla, y en tres maravillosos y valiosísimos puntos. Y todo ello con una grada mucho más poblada de lo habitual este curso, y con más de 3000 hinchas del rival tiñendo de verde una de las curvas de NC -tras la invasión cartagenera, el segundo desembarco más grande de un rival en nuestro nuevo estadio-.
Para los que llevamos más de dos décadas viviendo encuentros de nuestro Real Murcia esta victoria ante el Elche fue motivo de una gran alegría. Pero cuando pasen las semanas y los meses, la iremos olvidando en el cajón en el que se acumulan tantos y tantos momentos de murcianismo. No incluiremos los recuerdos de este domingo pasado en esa cajica donde guardamos los instantes más especiales: el gol de chilena de Manolo ante el Madrid, esa victoria dos a cero frente al Barça con goles de Ibeas y Miguel Sánchez, el gol de Aguilar, los goles de Acciari (frente al Jaen para salvarnos, y frente al Levante, un año después, para devolvernos a Primera catorce años después). Sin embargo, mirando a mi alrededor pude ver los ojos de felicidad e ilusión de los murcianistas más jóvenes. Los que vienen con su camiseta, y su bufanda, junto a su padre, a su tío, o con sus hermanos mayores. Tienen poco más de diez años, y youtube aparte, no han podido vivir esas gestas del Real Murcia en Primera y Segunda. El ascenso en el Anxo Carro ha sido la única gran alegría del último lustro. Para ellos ha llovido demasiado desde ese último ascenso a Primera en el Toralín. Algunos apenas lo recuerdan. Respirar la ilusión de ver al equipo en la zona noble de la tabla. Vencer al líder, y hacerlo con esa emoción, ese suspense, ese “panenkazo”,… Esos jóvenes estaban recibiendo una lección de historia grana. Niños, niñas, no os frotéis los ojos. No es un milagro. Lo ha hecho mil veces antes. Lo hará mil más. Su majestad, el Real Murcia.