Non Plus Ultra

Según la mitología griega, Hércules habría colocado dos columnas en ambos extremos del estrecho de Gibraltar, estableciendo ahí el límite del mundo conocido. Las columnas de Hércules llevarían la inscripción “Non Plus Ultra” – en latín, No Más Allá-, delimitando la frontera última para los navegantes del Mediterráneo. Del desafío a aquellos límites nació el lema de la España Imperial, que aún pervive hoy en el escudo constitucional, impreso precisamente sobre las columnas herculinas. También en esta leyenda tiene su origen la locución española non plus ultra, que significa “cosa que ha alcanzado la máxima perfección; el no va más”. De nuestro Real Murcia no se puede decir todavía que sea el non plus ultra, aunque sí es un hecho que ha desafiado los límites que más de uno quiso imponerle el pasado mes de agosto.

Hace pocas semanas, cuando el objetivo del Real Murcia aún era pelearle al Oviedo la primera plaza del Grupo I de Segunda B, y el final de la liga regular se veía cercano, más de un murcianista no pudo evitar visualizarse en el ansiado playoff. Tanto fue así, que alguien con la experiencia del capitán del Real Murcia, José Luis Acciari, llegó a caer en una de esas ‘trampas’ que hábilmente se colocan en algunas entrevistas. Al día siguiente nos desayunamos con el titular que imagino que querían conseguir: “La Condomina es mágica, quiero volver en los playoff”. Leyendo más allá del titular, en ningún momento parece salir de la boca del Acciari esa frase que osadamente se entrecomilló. Pero, discusiones sobre rigor periodístico aparte, lo cierto es que en el discurso del “Loco” estaba la palabra playoff. Y no precedida de la frase “si nos clasificamos”. Ni siquiera de la más atrevida “cuando nos clasifiquemos”.

Está muy bien tener confianza en las propias posibilidades. De hecho ese orgullo y esa audacia han llevado al Real Murcia a rendir en muchos momentos de la temporada, y lo digo con una mezcla de admiración e inquietud, por encima de su potencial. Pero en esto del fútbol, ya mucho antes de que la RAE se plantease incorporar a su diccionario la palabra “cholismo”, siempre ha habido sabias frases respecto a la importancia de mirar a lo inmediato. ¿Cuántas veces hemos oído, por ejemplo, que un equipo ha sido víctima de la ansiedad por “querer marcar el segundo gol antes de haber hecho el primero”?

Mirar más allá del partido siguiente es un ejercicio que sólo puede conducir a jugadores y aficionados a la desazón, especialmente cuando se atraviesa una racha negativa. El Real Murcia acumula cuatro partidos consecutivos sin conocer la victoria, y parece haber perdido el aura de equipo inexpugnable a domicilio, donde llevaba una trayectoria casi inmaculada. El colchón con que se contaba hace un mes se ha reducido considerablemente, y aunque 7 puntos de ventaja respecto a Compostela y Guijuelo – faltando 15 por disputar- son muchos puntos, la dificultad para sumar de tres en tres, la buena racha de los de Iñaki Alonso, y la visita pendiente a los salmantinos en la penúltima jornada, al que más y al que menos le han generado inquietud.

Lo cierto es que urge volver a poner los pies sobre la tierra, y además de ser cautos, parecerlo. Hay que enterrar la palabra playoff. Buscarle un sinónimo nuevo cada semana. Esta semana el sinónimo es Avilés. La próxima Burgos. Y así hasta el final. Y cuando ya pudiésemos llamar playoff al playoff, habría que buscar sinónimos a ascenso. Porque toda la energía invertida más allá de cada partido, de cada jugada, de cada ataque, es energía malgastada. Hay que respetar escrupulosamente el límite del siguiente encuentro: “Non Plus Ultra”. Porque, curiosamente, respetando ese lema lo estaremos desafiando, y a la vez dando el paso definitivo para hacernos merecedores de verlo junto a nuestro nombre en la misma frase. Porque este Real Murcia aún puede acabar siendo el non plus ultra.