Como una sola alma

En una semana en la que, tras la tan dolorosa como habitual derrota en Huesca, hemos cambiado de presidente y de entrenador. En la semana en la que la crisis deportiva se ha extendido también a la parcela económica y societaria de nuestro equipo. En esta semana en la que nos enfrentamos al Celta, en NC, y sin nadie a quien pedirle que se vaya –uno se fue, y al otro lo tuvieron que echar- sólo nos queda una opción. Darnos cuenta de que estamos en un momento crítico. Un descenso en las circunstancias actuales podría ser un varapalo del que difícilmente el club se podría reponer. Disponemos de los jugadores que hay en plantilla actualmente, más la inestimable posibilidad de “tirar” de los chavales de un Imperial que tiene varias piezas interesantes en sus filas –si alguien lo sabe ese es José Miguel Campos-. Tenemos jugadores muy valiosos en nuestro equipo, como Mejía, Iván Alonso, Peña o el propio Elía, que podrían ser titulares en varios equipos de primera división. Militamos en la categoría de plata, plagada de medianías futbolísticas, y de equipos incapaces de encadenar victorias. Sinceramente creo que el Murcia actual, remodelado por Javier Clemente, es inferior al que heredó, pero aun y así, con una línea de juego definida y compromiso por parte de los jugadores, no debería haber problemas para salvar la categoría. Para ello va a ser fundamental, amén de romper el gafe a domicilio, convertir NC en un fortín. En ello nuestra misión es muy importante. Es ahora cuando tenemos que demostrar que somos una afición de primera. Hay que tirar del equipo, apoyar, animar,… Dejar a un lado nuestra rabia por el frustrado objetivo del ascenso, y luchar por la supervivencia de una camiseta centenaria. Porque necesitamos al Real Murcia. Porque a pesar de los cien sinsabores, también nos ha dado muchas alegrías. Porque ya hemos caminado por campos de tierra hace no mucho, y tras ello volvimos a mezclar nuestro sudor con el agua de la fuente de la Redonda, por dos veces, para celebrar el regreso a la élite.

Ahora es el momento de la pasión. De la afición. Tiempo habrá para el análisis a final de temporada. Para ver hacia dónde camina la entidad. Actualmente sólo nos queda tener la esperanza de que se pueda invertir la tendencia. Es ahora cuando se tiene que ver la grandeza de nuestra afición. Algunos dirán que esa masa social sufridora la conformamos 4000 personas. Yo creo que a día de hoy, somos algunos miles más. Sea como fuere, no se trata del número, sino de la suma de muchísimas ilusiones pasadas, presentes y futuras. Así que, como dice el mejor recuerdo de nuestro centenario, el himno de Second, que el sábado los jugadores sepan que su “afición es la que canta como una sola alma, ¡¡Muuurcia!! ¡¡¡Muuurcia!!!»