Gracias. ¡No, gracias!

Después de muchas semanas de supersticioso silencio, y de alegrías, nuestro Real Murcia ha vuelto a dar la de arena, y se ha complicado el final de liga al no poner tierra de por medio con la delgada línea que separa del abismo, marcada ahora por el Salamanca -sólo dos puntos por debajo de nosotros-. Llega el momento de analizar con calma lo vivido durante los últimos meses, en los que hemos pasado del desahucio futbolístico, con pie y cuarto en Segunda B, a ser uno más del nutrido pelotón de equipos a los que la camisa no les llega al cuello mirando la tabla clasificatoria. Se presenta un final de liga movidito para el Murcia, especialmente teniendo en cuenta que el calendario ha dejado atrás a los equipos más fuertes de la categoría. Me explico. El equipo, de la mano de Jose González se ha forjado como una escuadra bien colocada sobre el campo. Con una defensa “capitaneada” por uno de los mejores centrales de la categoría. Un líder dentro y fuera de la cancha. Sergio Fernández. La presencia de un luchador Mejía, y un recuperado Bruno, en el medular, han dado consistencia al conjunto. El equipo resulta difícil de batir, y con la velocidad de Isaac y Pedro puestas al servicio de una de las parejas de atacantes más eficaces de la categoría – Natalio y Chando-, sorprende a los rivales cuando descuidan su retaguardia. Gracias a esto, lejos de Nueva Condomina, después de dos años de vacas muy flacas, estamos ganando los puntos que nos están manteniendo a flote. Hemos recuperado la esperanza en una salvación, que personalmente considero que conseguiremos sin grandes apuros. Por todo ello muestro mi gratitud a nuestro técnico. Un hombre que no gozó de suerte en sus primeros encuentros en nuestro banquillo, pero que ha trabajado de forma intensa y honrada, y ahora recoge los frutos.

Dicho esto, os voy a explicar por qué considero que este Jose González –si no hay un cambio de 180º en su actitud- no debe ser nuestro entrenador la próxima temporada. Eran las 20:10h del pasado sábado, y mascando la rabia acumulada durante el encuentro ante el Albacete, venía oyendo Onda Regional en el coche. González estaba dando la rueda de prensa post-partido, y estaba explicando que los jugadores quizá no habían estado más sueltos en el encuentro, porque sabían que era vital no perder, para mantener las distancias con el Alba. He ahí que el plumero del gaditano quedó al descubierto. Se reveló el motivo de mantener a un mediocentro y a un central reconvertido en el doble pivote, cuando el rival no pasaba de mediocampo, y nosotros no conseguíamos surtir de balones a los atacantes. Dios sabe que Mario Rosas no es santo de mi devoción, pero me dolían los ojos de verlo calentando en el lateral… El Real Murcia, por historia, por presupuesto y por orgullo tenía la obligación de intentar aplastar al Albacete y certificar media permanencia, en su casa, y ante más de 20.000 almas entregadas. No lo hizo, y permitió a un Alba que firmaba descaradamente el empate, tener el balón y jugarlo. Así llegó la expulsión de Sergio Fernández. Así llegó la desgraciada jugada del primer gol manchego. Así llegó la derrota. Si este será el espíritu de un Murcia 2010/11 “made in González”, le digo: “!No, gracias!”.

P.D.: Ojalá el domingo podamos enmendar este error, y deshacer la afrenta del 1-4 de la primera vuelta, en Cartagena, ante nuestro más íntimo rival. ¡Ah!, y un llamamiento a los amantes del fútbol que se desplacen a la ciudad departamental: Demos ejemplo de civismo, de espíritu deportivo y de señorío. Estemos a la altura de la grandeza de nuestro club.