Sin trampa ni cartón

Ya han pasado suficientes días como para analizar con la debida distancia la derrota del pasado domingo en NC. Y lo cierto es que aún sigo sacando las mismas conclusiones sobre lo sucedido. Me sigo sintiendo orgulloso del planteamiento del Real Murcia, que salió a discutirle el control del balón a un gallito de la categoría. Saltó al campo a hacer valer su condición de local, y eso ya es más de lo que se puede decir de las últimas decenas de partidos jugados en nuestro estadio en la Liga Adelante. Una delgadísima línea separó el llegar al descanso perdiendo, de hacerlo por delante y en superioridad numérica. Pero es que la vuelta a la plata se hizo muy patente bajo el sol abrasador de la capital en la matinal del domingo: rival ultraefectivo, árbitro sin respeto por el Murcia y goles encajados en el peor momento. Welcome back! que dirían los británicos. Y con eso tenemos que aprender a vivir, y sobre todo, a sobrevivir. El calendario del inicio de temporada es infernal, y no podemos venirnos abajo con el primer revés.

Ya empiezo a escuchar en mi entorno las cantinelas habituales. “Estos son unos perros”, “A Segunda B de cabeza”, “¿Sigues siendo socio del Murcia? ¡Qué moral!”. Uno está ya más que acostumbrado a esta película. Por eso el número de abonados parece que apenas va a superar los 10.000. Una cifra sensacional, pero que supone un mínimo incremento con respecto al año pasado. Y es que creo que ya estábamos casi todos los que somos. El murcianismo incondicional. Ese que está a las duras y a las maduras, y que no supedita su apoyo a una expectativa de ascenso, ni a un fichaje de relumbrón.

Las cartas están todas sobre la mesa. No llegó ningún nombre ilustre de última hora. Sí un central – Jorge- con experiencia en la categoría, y un ascenso en su haber. También una joven promesa –Borja- que, con permiso de las lesiones, debe luchar con Chando por ser el referente ofensivo del equipo. Y un argentino – Cristian- con el que el Chuti Molina se juega su prestigio. No se ha cortado reconociendo que era el primero de su lista, y el fracaso del “Ruso” –así lo apodaban en Argentina- marcaría en buena parte la valoración del trabajo de nuestro director deportivo. Yo quiero creer en su criterio, pero en esto del fútbol cada año que pasa soy más agnóstico, y sólo los hechos me convencen.

Y sí que sería fantástico vivir con la ilusión con ver al equipo arriba. Pero yo, y sé que muchos de vosotros también, tenemos algo mejor. Nos basta con la ilusión de ver a nuestro equipo luchar cada jornada, darlo todo en el campo, y pasear el nombre de nuestro club por la España futbolística. Hoy, en Elche, volvemos a disfrutar de eso. Y sí además nos traemos los primeros puntos de la temporada, la felicidad será completa.

Eso es lo que a día de hoy puede ofrecer el Real Murcia. Un equipo fabricado con paciencia y trabajo. Hecho de hombres, no de nombres. Sin trampa ni cartón. Y con diez mil razones para creer.