Tirando de la riqueza lingüística de nuestro país, y aprovechando que tengo que agradecer los favores a varias regiones bilingües de nuestra geografía, título hoy estas líneas diciendo “muchas gracias”.
Eskerrik asko al Alavés, por endulzarnos este mes de mayo en que quedará, salvo catástrofe, sellada la salvación de nuestro Real Murcia. De no ser por su denodado esfuerzo por sumar jornadas, y no así victorias, este final de liga estaría siendo, como dirían los clásicos, “no apto para cardiacos”.
Moltes gràcies al Nàstic de Tarragona. Porque a pesar de tener media salvación en el bolsillo, supo sacar casta ayer, y empatar un encuentro que parecía poder dar los tres puntos a los vitorianos. Creo que celebramos más el gol del viejo roquero Moisés en Murcia, que en la propia Tarraco.
Y sí, habéis leído bien. Muitas gracias. Alguno estará preguntándose si tanto me alegra la derrota del Celta. Frío, frío. No va la cosa con el equipo vigués, sino con su íntimo enemigo coruñés. Llamadme rencoroso, pero estoy convencido de que no soy el único murcianista que sigue con interés la zona baja de la Primera División, deseando que el equipo del “torero” sea uno de los que pierda la categoría. No tengo nada contra el Recreativo de Huelva. El Decano del fútbol español me merece todos los respetos, pero sinceramente pensaba que ningún equipo de la máxima categoría volvería de darle un banquillo al “diestro” Alcaraz -después de verlo empujar al Real Murcia de mayor presupuesto de la historia al ridículo más absoluto-. No olvido cómo se aferró al banquillo jornada tras jornada, hasta dejarnos sin capacidad de darle la vuelta a la tortilla. Todo por el vil parné. Así que sí, habíais leído bien: Muitas gracias, Deportivo.
Mis lectores más fieles, ya sabéis que no me suelo salir mucho del guión grana en estas líneas que ya han cumplido 8 meses. Sin embargo, en un lunes como éste, no me puedo olvidar de un murciano que nos hizo felices el sábado, en tierra maña. ¡Grande José Antonio Marco Gaona! Tenemos básquet ACB un año más. Ojalá pronto volvamos también a la élite balompédica. Me temo que tendremos que armarnos de paciencia…
