Samperete y Juantrujillo

Una semana más encuentro en nuestro genio más universal la imagen que mejor refleja la tragicomedia que, desde hace unos meses, interpretan los, hasta ayer, dueños del Real Murcia. Hace unas horas se ha publicado el último capítulo de este serial, que coloca a Jesús Samper como dueño –que no señor- de nuestro Real. En un pacto con su cuñado Juantrujillo, de cuyas cifras económicas nada se sabe, el pícaro Samperete se erige en el salvador del Murcia, haciéndose con el control accionarial de la sociedad (en un 97,3%), y anunciando que vuelve a nuestra ciudad, la próxima semana, para “acometer un proyecto de futuro que garantice su viabilidad competitiva, superando los problemas de la crisis general que vienen soportando todas las empresas”. Menudo sainete han orquestado este par de oportunistas, que han medrado en nuestra tierra a base de amistades, y engaños. Ellos, como los de los protagonistas de la novela de Cervantes, unieron sus destinos para ejercer el “noble” arte de la pillería. Sin embargo, con la llegada de la crisis, ambos se dieron cuenta de que no podían seguir juntos, y que debían buscar sus respectivos caminos. Y qué mejor manera de salvaguardar la imagen de Samperete, para poder “redesembarcar” como un mesías, que la de pasar a la sombra, y dejar que Juantrujillo fuera el que empujara al club a la Ley Concursal. Ahora, éste último se borra del mapa por siempre jamás –tanta gloria lleve, como paz deja- y el Jesús del Gran Poder, vuelve para rescatarnos. El mismo que nos ha llevado a la ruinosa situación en la que estamos. El mismo que no quiso echar a Clemente cuando el equipo se hundía clamorosamente en la clasificación. El mismo que se gastó –esta semana han trascendido las cifras- 2.400.000 euros en Carini, o 6.600.000 en Baiano. El responsable número uno de la hecatombe actual. La verdad es que quisiera concederle el beneficio de la duda, ya que lo prefiero mil veces antes que a su cuñado. Sin embargo sólo si enseña dinero, sólo si pone orden, nombra a un presidente como Juan Guillamón, que esté en el día a día trabajando por y para el club, y se marcha a Madrid para venir una vez al año a la cena de Navidad, sólo en ese caso, su vuelta habrá sido una buena noticia. Al menos el club vuelve a tener una cabeza visible para todos los empleados, los que visten de corto, y los que no. Esa es la única lectura positiva que saco a su retorno.

El verdadero devenir del club no se va a decidir en ningún despacho –ni de Murcia, ni de Madrid-. Como siempre recuerdo, y no me cansaré de hacerlo, el futuro del Real Murcia pasa por el terreno de juego. Por sumar puntos cada jornada, para alcanzar lo antes posible los 50 que asegurarían la permanencia. Y si se puede soñar con más, soñemos. Porque si esta tarde, en NC, vencemos al Real Zaragoza, nos habremos ganado el derecho a ilusionarnos con metas mayores. Después de un 2008 aciago, nos merecíamos este idílico comienzo de 2009. Frente a los maños comenzó nuestra última aventura en primera hace no mucho. Quizá esta tarde pondremos, frente a ellos, la primera piedra del retorno. Nuestro soñado eterno retorno.

murcia-realzaragoza-copy