Repoker

En dos partidos disputados en tan sólo 4 días, con lo que físicamente ello supone para los equipos acostumbrados a una semana de descanso entre encuentro y encuentro, el Real Murcia ha sido capaz de doblegar al Celta de Vigo y al Córdoba, ante el delirio de nuestra parroquia. El equipo pontevedrés llegaba a NC con la aureola de candidato a alcanzar el liderato de la Liga, mientras que el Córdoba se presentaba como el equipo que marcaba la delgada línea roja que separa la permanencia del abismo de la Segunda B. Con orden, lucha, fútbol, y sobre todo, con una afición ejemplar volcada con el equipo, nuestros jugadores parecen haber recuperado la fe, y han conseguido completar un repoker de victorias consecutivas del que sólo otro equipo en el fútbol profesional español puede alardear esta temporada: el F.C. Barcelona.

Definitivamente el Real Murcia sabe a lo que juega, y lo más importante de todo, sabe que con ello se puede ganar a cualquiera. Independientemente de lo que pase en lo que resta de temporada –porque, lamentablemente, no siempre vamos a ganar-, los jugadores ya saben de lo que son capaces, saben que no tienen nada que envidiar a los gallitos de la categoría, y que su límite lo marcan ellos mismos. Realmente el 2009 está obrando un milagro en nuestro equipo, y si somos capaces de ganar al Rayo en NC, el próximo sábado, me da la impresión de que devolveremos a aquellos que gritaban “A Segunda B” en algunos campos esta temporada nuestros cánticos de “A Primera oe, A primera oe…”. No sería descabellado, pues la zona de ascenso nos podría quedar a 3 ó 4 puntos. Real Sociedad, Salamanca, Zaragoza, Hércules, Xérez, … tienen que rendir visita a nuestro feudo. ¿Quién dice que soñar con metas tan altas es un sueño? Es, en cualquier caso, la recompensa al esfuerzo, y al trabajo bien hecho de nuestros jugadores, que bajo la sabia batuta de José Miguel Campos, parecen no tener techo en su recuperación.

La comunión de afición, club y jugadores parece existir por fin, y con el equipo emergiendo en la tabla, parece que ya no somos un club apestado del que todos quieren huir, sino lo que siempre hemos sido en nuestra historia, uno de los grandes en la categoría de plata. Un equipo respetado en todos los campos, y frente al que la inmensa mayoría de rivales dan por bueno un empate. Con nuestra ambición debemos convertir ese respeto en victorias que nos impulsen hacia la parte noble de la clasificación. De momento el abismo se ve lejos, y con esa tranquilidad ya se puede jugar sin temblor en las piernas. Los jugadores están comenzando a disfrutar, y nosotros con ellos.

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