Magni-suicidio o crónica de una dimisión inesperada

Cuando lo que muchos pensábamos es que la cena del Centenario, con esos murcianos y murcianistas -en algunos casos, incluso ambas cosas a la vez, ejem- nos iba a dejar la cabeza de Clemente en una bandeja de plata, la resaca de la velada deja una víctima inesperada. Jesús Samper dimite y, alegando motivos personales, abandona, tras 7 años, la presidencia del Real Murcia, S.A.D. Su hermano Juan Antonio, asume interinamente el cargo, hasta que el próximo miércoles 17 se celebre la Asamblea de la que saldrá el nombre del nuevo presidente de la entidad. En cuanto a sociedad, creo que es de justicia agradecer a Jesús Samper los años que ha estado al mando. A pesar de los fracasos deportivos que han sucedido a sendos éxitos en forma de ascensos, el club ha ganado en estabilidad económica, e indudablemente, en masa social, que no deja de ser la base de cualquier club de fútbol -lo que hace que el Real Murcia no pueda acabar jugando en Granada, por ejemplo-. De bien nacidos es ser agradecidos, y como estoy convencido que este paso a la sombra de Samper, no es sino el preludio de una retirada definitiva, quiero aprovechar estas líneas para hacerle saber que lo que ha hecho por el club, que sin su intervención hubiese más que posiblemente desaparecido, no ha caído en saco roto.
Dicho esto, y repuesto ya del impacto inicial, veo motivos más que suficientes para entender su decisión. El año pasado, Samper lanzó su órdago, con una fuerte inversión en fichajes sin precedentes en la historia del Murcia. Arrebatando fichajes a equipos como Zaragoza o Betis. El equipo tenía la pretensión -por lo gastado, fundada- de asentarse en la primera división. Por diferentes motivos, que estoy cansado de recordar, las cosas no resultaron así, y nos volvimos a segunda. Por el camino, muchos de los fichajes se convirtieron en sueldos inasumibles para segunda. Otros en proscritos de un entrenador -Javier Clemente- al que Samper encargó la quimera de la permanencia, y el objetivo del ascenso para este curso futbolístico. La quimera no se produjo. El objetivo se ha convirtido en quimera. Entretanto, la amistad del entrenador con Samper, ha puesto a la afición en contra de ambos -primero del vasco, y por su inmovilismo después del madrileño-. El negocio del ladrillo se ha hundido. Sí, esta última frase no se me ha colado. Es uno de los parámetros que explican lo que ha pasado. El Centro Comercial NC es una realidad. Esta hecho, y bien vendido. Las promociones aledañas hace tiempo que dejaron de ser la gallina de los huevos de oro. A Samper tampoco el dinero le motiva a seguir dando la cara en un estadio en el que, nunca mejor dicho, no se le ha perdido nada. El Bernabeu le pilla más cerca, y tiene calefacción, y políticos de postín. Dice que «seguirá vinculado al Real Murcia a través de Desarrollos Nueva Condomina». En Román Paladino, eso significa que le quedan dos telediarios de la 7RM. Porque en Nueva Condomina pocos Desarrollos vienen en los próximos años. Dicho esto, y antes de que llegue ese momento, espero que los empresarios con dinero de la Región, y los políticos de turno, den un paso al frente, y no hagan la espantada como en los 90. Que llenamos el Casón de la Vega con 500 comensales, y las manos que sobran para los canapés, luego faltan para coger las riendas.
Vienen tiempos de incertidumbre… aunque tengamos delante una realidad ineludible: nos la jugamos en Huesca, y con Clemente en el banquillo -en este río revuelto del cambio de Presidente, no se tomará ninguna decisión-. Buscando conseguir una victoria a domicilio que evite que 2008 se acabe sin alcanzar ninguna. Tres puntos que nos pongan en el grupo de los sufridores. Ojalá la suerte nos de un empujoncito.

Sr. Samper Vidal, D.e.P.